Reseña

Fascinado desde niño con los preparativos con que los vecinos organizaban el festival de verano de su pueblo, o siguiendo obsesivamente por televisión las alternativas del Festival de Viña del Mar o el arribo al país de los primeros artistas internacionales que brindaron megaconciertos en Chile, por allá por 1989, Antonio Díaz Arroyo (1977) siempre soñó con experimentar la emoción de la música en vivo. Apenas pudo contar con la edad y el dinero para enfilar a la capital a presenciar algún recital, lo hizo; y cuando se le presentó la posibilidad de organizar conciertos, no dudó en emprender en esa ruta. Allí comenzó a hacer fotografías para registrar y difundir las producciones a su cargo, y desde ahí no dudó en seguir haciéndolo con cualquier show al que asistiera (contando o no con permiso para portar una cámara), para inmortalizar, con su propio registro, la magia vivida en aquella comunión irrepetible entre artista y público.
Esta es una selección de imágenes tomadas entre 2009 y 2019, diez años de incursión y aprendizaje en la fotografía de eventos en vivo, casi siempre desde el público y con cámaras amateur o de gama media; sin retoques y solo a veces con reencuadres. Un registro vibrante y no siempre técnicamente inmaculado, como es la experiencia de oír a tu artista favorito frente a un escenario junto a miles de fans.