Las armas las carga el Diablo
El batallón Cívico Atacama N°1, luego de su formación, esperó un buen tiempo en Caldera y se dudaba de su continuidad, ya que solo aportaba con gente para cubrir a otros regimientos que ya se encontraban en el norte. Al llegar sus armas y negros uniformes, emprendieron al fin el rumbo deseado de aquellos fieros mineros, y una vez recibido su fino estandarte en Antofagasta, esa misma tarde embarcaron el convoy que los llevó a Pisagua en donde comenzaría su bautizo de sangre. Con ese uniforme casi negro y de largas levitas les decían “los padrecitos”, “los curitas”, tan ágiles y hábiles con sus bayonetas y corvos atacameños, que el enemigo resignado lo afrentaba, ya que eran imbatibles y formidables. El Atacama nos deja una serie de héroes inconfundibles como: Juan Martínez. Moisés Arce, Vicente Blanco, Ramón Vallejos, Andrés Wilson y al soldado y no poeta; don Rafael Torreblanca. En esta historieta que tienes en tus manos, queda usted invitado a seguir página a página las vivencias de un atacameño, las de un soldado llamado ALEJO BARRERA CAYETANO, en aquel lejano año de 1879, en donde la Guerra del Pacífico comienza. (René Torres Cornejo).