Oro triste
La palabra es registro. Abre, ilumina, otorga. En este sentido, el lenguaje es pura generosidad; la acción de mostrarnos, vernos y entender quiénes somos. La palabra despierta, conecta, remueve, rehace, reinventa. Es intención de mundo que pone en las ideas la realidad material. Parto citando el lenguaje como una manera definitiva de rescate. Y parte importante de la intención de este libro, busca rescatar con mucho orgullo, un momento de nuestra historia. No sabía de la existencia de los diarios La Alborada o La Palanca: periódicos escritos y publicados por mujeres trabajadoras de principios del siglo XX, en un Chile ad portas de la industrialización, de las nuevas riquezas y por cierto, —y de lo que va este libro— de un país en que la desigualdad irá configurando un nuevo tejido social, mezquino en registros sobre lo que ocurría en los márgenes. Los nuevos grupos en el poder van a promover —sin asco— la deshumanización respecto al trabajo, repensando a la clase trabajadora como lucro. El capital manda ahora y eso será la columna vertebral del nuevo siglo, y por cierto, lo que cruce cada una de las publicaciones en estos diarios.