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ISBN 978-956-6351-18-4

La concepción orgánica de la sociedad en la Constitución Chilena de 1980
Origen histórico, contenido y recepción política en Chile de la mano del socialcristianismo

Colaborador:Boys Loeb, Henry Christopher (Compilador)
Editorial:Ediciones Contreras y Escandón Limitada
Materia:Ciencia política (Política y gobierno)
Público objetivo:Profesional / académico
Publicado:2025-05-30
Número de edición:1
Número de páginas:76
Tamaño:15x23cm.
Precio:$30.000
Encuadernación:Tapa blanda o rústica
Soporte:Impreso
Idioma:Español

Reseña

Sin lugar a dudas la Revolución Francesa es uno de los hitos históricos

fundantes del pensamiento moderno, cuyas raíces conceptuales siguen de-
finiendo hasta hoy los ejes del debate filosófico en torno a las grandes inte-
rrogantes que envuelve la existencia humana. Como respuesta intelectual

a un proceso cultural de semejante envergadura, y unido a la realidad so-
cioeconómica de una época marcada por la revolución industrial, surgieron

en el corazón de Occidente dos grandes corrientes de pensamiento que pre-
tendían interpretarlo, proponiendo pautas de conducta y modelos de socie-
dad contrapuestos: el capitalismo y el marxismo. Ambos expresiones de una

corriente filosófica más profunda: la preeminencia de lo material por sobre
lo espiritual, el materialismo. Un siglo después y lejos del poder formal que
ostentaba antaño, la Iglesia Católica alzó su voz para refutar aquella visión
inmanentista, inaugurando mediante la encíclica Rerum Novarum, de 1891,
su Doctrina Social; esto es, el pensamiento político del catolicismo. Aquella
doctrina exhibe una concepción trascendente del ser humano, en la que
toda la creación se funda en un orden natural instituido y amado por Dios,
hacia quien se ordena. Realza la centralidad de la persona humana en el
diseño social, destacando que posee una dignidad intrínseca que merece
ser respetada y que es anterior al Estado. En lo que refiere a las sociedades
humanas, sostiene que estas obran al modo de un organismo vivo, en la que
cada una de sus partes posee una función específica que mira al bien del
conjunto (Bien Común), alcanzando en ella su propia perfección. Asimismo,

plantea que la sociedad se compone de un sinnúmero de “cuerpos” o gru-
pos intermedios entre la persona individualmente considerada y el Estado,

siendo el primero y más importante de ellos la familia o “sociedad natural”.

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