Reseña

Este libro nace como una propuesta para reconectarnos con algo tan primitivo como la relación que se establece entre nosotros y la producción de nuestro propio alimento. Es un intento de retorno a la tierra, un reencuentro con nuestros aprendizajes más ancestrales: más que aprender, se trata de recordar.
Pretende ser la base para el desarrollo de un espacio de cultivo que permita trabajar de manera individual o colectiva, ya sea en la casa, en la escuela o en algún lugar público. Cuando hablamos de “espacio de cultivo” nos referimos a una infinidad de posibilidades: si no contamos con terreno, podemos cultivar en potes de yogurt en la ventana, en el techo o incluso en una pared. Se trata de crear sistemas de cultivo en cualquier lugar, basados en el respeto por todo lo que vive y en la comprensión profunda de la biodiversidad, ya sea que vivamos en un entorno rural o inmersos en la ciudad.
Tras la buena acogida de su primera edición, esta reedición amplía su alcance con más de 300 ilustraciones y una revisión de 62 de las especies más habituales en huertas de climas templados y subtropicales.
Con un lenguaje accesible y coloquial, esta obra es una valiosa introducción al mundo de la agricultura que facilitará un proceso concreto e informado a quien desee desarrollar su propia experiencia de cultivo. Es una invitación abierta a vincularnos con la tierra y sus frutos, para sentirnos parte de ella y no sus dueños.