Del estallido al orden. Nuevo mapa político-cultural de Chile
Nuevo estudio de Fundación Nodo XXI revela un país con mayoría tradicionalista, emociones negativas y una demanda urgente de orden, pero también espacio para un proyecto progresista que combine cambio y estabilidad.
Casi seis de cada diez chilenos adultos se ubican hoy en perfiles de orientación tradicionalista, con distintos grados de autoritarismo. Esa es una de las principales conclusiones del nuevo estudio de Fundación Nodo XXI, Del estallido al orden: Nuevo mapa político-cultural de Chile que muestra cómo la ciudadanía chilena atraviesa una profunda transformación en sus valores y expectativas políticas. En un contexto donde predominan las emociones negativas —miedo, incertidumbre, frustración— y la demanda de “muchos cambios y rápidos”, el informe describe una sociedad que no renuncia a la idea de transformación, pero que la redefine bajo el signo del orden.
Coordinado por el doctor en sociología Sebastián Madrid, junto al cientista político Juan Pablo Orrego, el sociólogo Matías Gómez, la socióloga Pierina Ferretti y la antropóloga Fernanda Rojas, el estudio fue realizado con el apoyo de la Fundación Heinrich Böll y se basa en una encuesta online autoaplicada a un panel certificado representativa aplicada a 1.511 personas mayores de 18 años en todas las regiones del país. El objetivo fue identificar los principales perfiles ideológicos del electorado chileno y comprender cómo se articulan sus actitudes hacia la democracia, la autoridad, la migración, el género y el rol del Estado.
El informe revela la existencia de cuatro grandes perfiles ideológicos. El grupo Autoritario tradicionalista (32,6%) concentra a personas con baja escolaridad, de clase trabajadora, con alta religiosidad y con una visión negativa sobre la situación actual del país. Este perfil apoya medidas duras en seguridad, expresa rechazo al feminismo y la migración, y se muestra dispuesto a sacrificar libertades en nombre del orden. Le sigue el grupo Semi-autoritario tradicionalista (25,4%), más moderado respecto del autoritarismo, pero con valores conservadores en temas culturales y sociales. En el otro extremo, los Demócratas Progresistas (24,4%) representan a un grupo más educado, laico y mayoritariamente femenino, con posturas liberales y proigualitarias. Por último, el grupo Indiferente (17,6%) reúne a hombres jóvenes sin identificación ideológica clara, con actitudes ambivalentes frente al cambio y la política.
El estudio sostiene que Chile no está experimentando una regresión autoritaria, sino una reconfiguración de su mapa cultural y político. Aunque la mayoría de la población mantiene su adhesión a la democracia, predomina una sensación de agotamiento con la política institucional: el 43% no se identifica con ningún partido y más de la mitad afirma que no votaría por las opciones existentes. Sin embargo, esa desafección no implica indiferencia total, sino un pragmatismo político cada vez más extendido: la ciudadanía exige resultados tangibles y percibe la acción del Estado como clave para garantizar bienestar y seguridad.