Reseña

Este libro no se lee: se prueba, se huele, se
escucha. Se cuece a fuego lento con palabras
sazonadas de memoria, con cuentos que
huelen a campo, a leña húmeda, a pan amasado,
a lluvia sobre la tierra.
Cañela —poeta, contador de historias y alma
rural— mezcla en estas páginas ingredientes
únicos: el humor, la nostalgia, la ternura, el
dolor, la amistad, la fe y el amor por lo vivido.
Cada relato y cada poema es una receta
emocional, un plato servido desde la infancia
hasta el presente, donde los animales, los
sabores, las penas y los abrazos son protagonistas.
Aquí hay cuentos para reír, para llorar,para
pensar, para compartir en voz alta, al calor de
un brasero o en silencio frente al mar.