Reseña

Florezco en el Silencio es más que un poemario: es un viaje poético al umbral de la existencia, donde la muerte no es clausura, sino un tránsito lírico hacia lo invisible.

La vida y la muerte no se oponen: se entrelazan, se abrazan como amantes antiguos. En estos versos no hay temor al fin. Hay respeto. Por lo que se va. Por lo que calla. Y también por lo que brota en medio del abismo.

Aquí, la muerte no cierra: pliega. Se vuelve doblez del alma, parte del ciclo. La maleza olvidada se transforma en flor, y aquello que fue ignorado o marginado, florece.

Martín Celis Gómez escribe con la voz de quien se sabe pasajero y, al mismo tiempo, semilla. Cada verso es un recordatorio de que lo que muere florece en el recuerdo, y que lo olvidado puede volver a latir en el silencio.

Con un tono sobrio y hondo, el autor nos conduce por las estaciones del alma –la pérdida, la duda, el desapego, la esperanza– hasta mostrarnos que florecer no depende de ser visto, sino de la obstinación misma de la vida.

El autor nos entrega su segundo poemario, donde el silencio no es vacío, sino germen. Una elegía brote. Una elegía sin lamento. Una esperanza sin promesa. Una obra que dialoga con la sombra para hallar luz, y que nos susurra: aunque nadie lo note… florezco igual.