Querido David
Querido David es una novela epistolar y, a la vez, un cuaderno de
desvelos. Un diálogo íntimo con un interlocutor que jamás leerá
esas cartas, pero cuya presencia imaginada sostiene cada página.
“Mantén la vista en la dona, no en el agujero”, dice el propio Lynch
como un latigazo o advertencia, como un mantra para conjurar
toda soledad. Y en esa tensión –entre la devoción y la ausencia– se
despliega una forma de amistad inventada para resistir el vacío,
tejida con palabras que buscan, más que un destinatario, un espacio
donde seguir existiendo.